tese con otro, pero es un don Juan vulgar. A los 50, para consolarse de su soltería, sigue leyendo novelas. Pero lo curioso es que esta misma publicación, donde se caricaturiza a la chica «novelera», suministraba, a través de los relatos cortos que puntualmente aparecían en sus páginas, pasto suficiente para la consolidación del arquetipo Juanita, que podía florecer en todas las clases sociales. Porque también las chicas modestas, que tenían un trabajo rutinario