dejo cacaraqueando" y los dos reían porque de muy jóvenes ambos tuvieron la comisión de pintas y entre los "abajo la empresa" y "los ferrocarrileros con Vallejo", escribían con chapopote negro sobre los costados de los furgones, picandose las costillas y tirando los botes, "Vóitelas mi riel", "Tracatraca pero en serio", "No le importe la oscuridad del túnel, después en la riel nos resbalamos", "Denme una buena máquina y