Texto contextualizado: |
es admiración, sino una envidia tan traicionera que se disfraza de lo contrario para mejor saltar sobre la víctima y aniquilarla. ¡La verdad, demasiad exclusiva y absolutamente consagrados a la envidia y a los envidiados, como si no tuviesen otra cosa que hacer ni en qué pensar, aparecen aquí los envidiosos, como para no sospechar que esto no sea más que una pura fantasía debida al desaforado egocentrismo, a la desmedulada vanidad del presunto envidiado! No menos sorprendente - |
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