mor de la cortesía, las explicaciones que han estado esperando ustedes desde el principio de la novela. Tengan la amabilidad de mirar hacia allá. No, hacia el otro lado. Así. Zumbó un motorcillo y del techo empezó a descender una pantalla plateada. Al mismo tiempo se abrió un ventanuco en la pared opuesta y un haz de luz traspasó la pieza hasta proyectar en la pantalla una figura difusa. --En cuanto Pebrotines, que es de lo más patoso, consiga