lo(Abrazada a él.)) Como una verdadera zorra, ya lo sé. Tenía razón la pobre Anaís. He obrado por instinto natural. Es del todo inútil querer ser decente. ¿Cómo pareceré lo contrario? ¿Sabré vestirme, sabré fingir tus protocolos, sabré sentarme... sin que nadie llegue a sospechar? VILLIER.- .- Nadie puede sospechar nada de una baronesa de Gastonneaux. ((La toma en sus brazos y la deposita en