se joyero hubiera tolerado estos fulgores entrecruzados e inclementes y desapacibles. Busqué los ventanales y a través de ellos no pude ver más que la noche. Tuve que volver a los espejos. Siempre hay un espejo en el fondo del pasillo donde caminan los hombres. Las guirnaldas de estuco y las molduras seguían acompañandonos. Pasamos frente a los enormes Caravaggios, los Und der Kuyter, los Fragonnard, los Nattier y por fin llegamos a la Galería de los Espejos, igual a
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CAMINAR.1 - Moverse de un sitio a otro dando pasos.