entonces no me abarcaba el cuello con sus bracitos? ¡Pues fijate ahora! - ¡ Vaya si recuerdo!... Pero no te canses. Es el primer día que te veo en pie desde que enfermaste. --Sólo me levanté para abriros -responde ella, dejando al niño en el suelo e instalandose en su butaca-. Me paso el día aquí sentada. El chiquillo recorre con la mirada la habitación. -A éste hay que entretenerle con