más evidente. El médico, en presencia de Carlos, le explicó muy cariñosamente cuál era la enfermedad de la abuela, le habló de un bicho feísimo que la estaba devorando por dentro y acabaría por comerse su corazón. Miguel asintió con seriedad y el médico le dio una palmadita en el hombro. Después, ya a solas con Carlos, éste le pidió que se portara bien con la enferma, que aprovechara para hacerle un poco de compañía ahora que la iban