más alarmante era que con las heces que llenaban el suelo del reducido ámbito del balcón se mezclaban pequeños charcos de orina roja. La abuela había comenzado a gemir y a hablar a sus flores moribundas, a preguntarles por qué os caéis, por qué os secáis, por qué me hacéis esto ahora. En apenas dos días el florido refugio había quedado reducido a una débil estructura de tallos secos, desprovistos de su cromático aparato. Sólo aprovechando el profundo desconsuelo que había invadido
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CAERI.1 - Moverse de arriba abajo por la accion del propio peso