La oscuridad era total. Momentos después, la abuela preguntó desde el dormitorio: --Miguel, ¿por qué tardas tanto? -Me estoy lavando las manos. Ahora voy. Los primos venían a verle una o dos tardes por semana. La abuela sacaba de un cajón el Palé y los Juegos Reunidos, los colocaba sobre un tablero encima de la cama y se iba a la cocina a preparar los pastelitos de nata. En ausencia de personas mayores Germán resultó ser