dos habéis sido bastante malos. Ahora sé obediente y duermete. Por un momento Miguel creyó que le habían despertado los rayos de sol a través de los visillos, y no el ruido que hizo el abuelo al entrar o al depositar sobre la mesilla una bandeja con pequeñas vasijas de barro. --Ha llegado una carta de tu madre, tomala.