le dijo que todo el mundo había partido de vacaciones. «¿La señorita Herrera, también?», preguntó. «¿La señorita Herrera? No conozco», respondió la portera, y agregó que la señora Bellocq había partido con el señor y la señora Poyaré. Repetía, con un vaivén de la cabeza: «Todo el mundo a Pau, todo el mundo a Pau.» Volvió al hotel y preguntó al conserje dónde la gente estudiaba arquitectura en Burdeos