lejano futuro las palabras dedicadas para siempre a Brunettino. Al niño: esa verdad Suaves pisadas y un mugidito corderil despiertan al viejo, creyendose en la majada. Pero sus ojos se abren en la penumbra a un angelito blanco que alza los brazos en la puerta, frente a la cama. El viejo se incorpora, salta y corre hacia él. Le eleva, le acuna en sus brazos y una inefable suavidad le inunda el pecho cuando la cabecita se reclina en su
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ALZARI.1a - (fig.) Mover o dirigir [alguien] [una parte del cuerpo, esp. los ojos o la cabeza] hacia arriba