sólo cuatro meses por las urgencias de Bayardo San Román. No fue más corto porque Pura Vicario exigió esperar a que terminara el luto de la familia. Pero el tiempo alcanzó sin angustias por la manera irresistible con que Bayardo San Román arreglaba las cosas. "Una noche me preguntó cuál era la casa que más me gustaba --me contó Angela Vicario--. Y yo le contesté, sin saber para qué era, que la más bonita del pueblo era la quinta del viudo