tocado fondo. Porque no sólo me despertaba el piano. A veces, Francesca, me despertaba un jarrón que derribabas y que se rompía contra el suelo. Otras veces era el acre olor de la cera de las velas, que encendías o apagabas caprichosamente con riesgo de incendiarlo todo. Algunas noches oía ruidos abajo. Al despertarme, cuando bajaba, te sorprendía intentando abrir la puerta de la calle. ¿Hacia dónde pretendías huir? Pero sobre todo era el teclear
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ENCENDER.1 - Hacer arder, incendiar o prender fuego.