--Se acaba el campo, si no llueve. Emprendieron el largo trayecto en el break. Hubo conversación, por momentos, y también silencios prolongados. Todavía no era noche. Distraídamente Arturo miraba el brilloso pelo del zaino, la redondez del anca, el tranquilo vaivén de las patas, y pensaba: «Para vida agitada, el campo. Uno se desvive porque llueva, o porque pase la mortandad de los terneros... Lo que es yo, no voy a permitir