compensación por una debilidad íntima y una carencia. Le pedimos a la revolución lo que los antiguos pedían a las religiones: salvación, paraíso. Nuestra época despobló el cielo de dioses y ángeles pero heredó del cristianismo la antigua promesa de cambiar al hombre. Desde el siglo XVIII se pensó que ese cambio consistiría en una tarea sobrehumana aunque no sobrenatural: la transformación revolucionaria de la sociedad. Esa transformación haría otros a los hombres, como la antigua gracia. El fracaso de las
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CAMBIARI.1 - Mudar, alterar, poner(se) de manera distinta a como estaba