se mano como dos hermanas, sin que se pueda -o tan siquiera quepa- discernir a ciencia cierta si los generales imbuidos de espíritu ecuménico proclaman la universalidad de su causa para recibir el refrendo moral que, en la moderna ideología, proporciona la necesidad, o si tratan, inversamente, de encerrarse -y a menudo tal vez no sólo ideológicamente- en la necesidad, para que se le concedan a su causa el crédito y los honores de la universalidad, o