por el callejón y abrí la primera puerta que encontré... Disculpeme, no podía hacer otra cosa. (Resopla.) ¡Vaya susto! No les he visto hasta tenerles encima. Y eran tres nada menos ¿Puedo lavarme las manos? Las llevo manchadas de pintura y esto delata más que nada... MIRIAM.- No sé quién eres ni me interesan tus manos. VICTOR JOVEN.- Me llamo Victor. MIRIAM.- Y a mí que importa