Muy alarmado eché mano de la única arma que encontré y que resultó ser un corsé erizado de ballenas y pregunté quién iba. --Soy yo --dijo Cándida que, a todas luces, había olvidado la contraseña--. Abre. Arrastré el tocador y le abrí la puerta. Cuando hubo entrado volví a cerrar y a colocar el mueble a modo de parapeto. --¿Qué has estado haciendo con mi boudoir? --preguntó la muy boba. --Gimnasia. ¿Has
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ARRASTRARI - Llevar por el suelo, llevar consigo al marcharse.