melo me habría caído que ni pintado, pero eran cerca de las doce y, aunque tengo entendido que la gente de teatro no suele levantarse al alba, no quería correr el riesgo de que se me escapara Suzanna Trash. Me lavé la cara en una fuente pública y emprendí la caminata. No recordaba haber estado nunca en aquel barrio que, por su configuración, debía de haber sido otrora un pueblo aledaño a la ciudad. Quedaban en pie algunas casas bajitas