es el ejercicio de una «facultad» única y aislada, sino sólo un aspecto de un complejo proceso sensorio-motorideacional. La réplica de Chomsky, de que incluso los idiotas aprenden a hablar, no viene al caso. Algunos débiles mentales aprenden a jugar al ajedrez, y otros a hacer cálculos mentales que no están al alcance del adulto medio. La idiotez, como la capacidad de aprender lenguas, es cuestión de grado. En todo caso, el hecho de que los retardados