cuyo cabello o chaqueta de ante han sido tratados con ácido acético o recibe la visita de un sociólogo porteño lacaniano, marxista y partidario de Perón. Cuando es víctima de alguno de estos lamentables percances, da por cancelado el día y regresa a su estudio, se encierra en la habitación con las luces apagadas y, si no logra conciliar el sueño, se pone una mascarilla negra como los antiguos actores de cine porno y se toma un mogadón. Ultimamente, sufre una pertinaz