Viviana. Extrañaba a la muchacha. Como sujetado a algo ajeno a su voluntad no la buscó ni la llamó. A lo largo de días, meses, años, que se fueron, según él «en un descuido», aprendió idiomas; fue sucesivamente periodista, profesor en institutos particulares, traductor; practicó diversos deportes, en diversos clubes; conoció a muchas mujeres, que no le gustaron demasiado.