lome y que ha pasado en cambio injustamente mucho más desapercibido. Está excluido que nunca lleguemos a saber hasta qué punto han exagerado o se han quedado cortos los que han dicho que, con su encuentro en Fairbanks, Karol Wojtyla le había proporcionado a Ronald Reagan cinco millones de votos de católicos norteamericanos, pero conviene no obstante recordar los antecedentes del asunto. Sabido es que los obispos católicos norteamericanos se pasaron acaso más de un año concibiendo, discutiendo y preparando un largo