en un macizo montañoso agreste, solitario y neblinoso. El pueblo consistía en una calle perpendicular a la ladera del monte y, por ende, peraltada en grado sumo. Las casas eran de piedra y no parecían habitadas. El viento traía de muy lejos olor a ganado y a leña quemada y el ladrido sincopado de algún perro. Unas bombillas sin pantalla que pendían de cables tendidos entre tejado y tejado y que el viento bamboleaba a su antojo proyectaban una luz cenicienta que hacía
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TRAER.1 - Trasladar [algo o a alguien] hasta el lugar del que se habla o en el que se encuentra el hablante