me voy! Sólo que Ambrosio lo pensará: ¡ como yo no escribo y él no tiene teléfono!... Pero no te dejo solo, no me iré a Roccasera si no es contigo. ¡ Qué entrada juntos! Tienes que aprender allí nuestra senda para cruzar la plaza; no se la ve pero allí está. Tu padre la habrá olvidado, pero has de saberla porque es tuya. Todos tus difuntos la pisaron, los míos no cuentan, pues no los