habla de que pretendían amparar a las víctimas del vicio, tanto en lo que se refería a la regeneración de las muchachas caídas como a la protección de las vacilantes, mediante la creación de talleres donde las tuteladas encontraran la oportunidad de aprender un trabajo. Pero los métodos que empleaba la Policía para hacer entrar en razón a las prostitutas callejeras poco tenían de persuasivos. La encarnizada belicosidad de estos «redentores» alcanza en algunas descripciones tales cotas de dureza que no puede por menos